Un líquido es un tipo específico de fluido que tiene un volumen definido pero no una forma definida. Esto significa que un líquido ocupará el espacio del recipiente que lo contiene, adaptándose a su forma, pero mantendrá un volumen constante. Los líquidos son incomprensibles en condiciones normales, lo que significa que su densidad no cambia significativamente bajo presión. Esta propiedad es fundamental en muchas aplicaciones, como en la hidráulica, donde se utilizan líquidos para transmitir fuerza.

Los líquidos tienen características únicas que los distinguen de los gases. Por ejemplo, los líquidos tienen una mayor densidad que los gases, lo que significa que las moléculas en un líquido están más cercanas entre sí. Además, los líquidos exhiben tensión superficial, una propiedad que permite que ciertos objetos floten en su superficie, como un clip en el agua. Esta tensión superficial es el resultado de las fuerzas intermoleculares que actúan en la superficie del líquido.